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OBJETOS ANIMADOS


Nadie sabe dónde quedó la grapadora. La impresora tiene un atasco, pero en los últimos días nadie la utilizó. Dos de las tazas nuevas para el café, están despostilladas, pero los empleados dicen que cuando entraron a trabajar ya estaban así.

Nadie movió las cajas de archivo, sin embargo, faltan una, misma que no se encuentra por ningún lado. El paquete de hojas nuevo que se abrió ayer está prácticamente vacío y nadie las ha utilizado.

Es como si los objetos tomarán vida propia y decidieran moverse de lugar, prenderse y apagarse de manera autónoma, desaparecerse como si tuvieran alas o pies, o como si fueran fantasmas que juguetean para hacer enojar a alguien.

Nadie sabe, nadie supo, nadie fue. Nadie vio a alguien coger, romper, esconder, mover, desaparecer alguna cosa. Todos se encogen de hombros y voltean a ver al compañero de al lado. No hay quien se haga responsable y mucho menos, quien pide alguna disculpa o pretenda hacer la reposición del daño.

Por eso es tan importante rodearse de personas que tengan lo que se conoce como locus de control interno. Concepto que refiere la cercanía o lejanía en que las personas se ven a sí mismas, en cuanto al control y la responsabilidad que puedan tener, acerca del origen del desarrollo de los acontecimientos -positivos o no deseables- que han sucedido en sus vidas.

Es una representación subjetiva de las habilidades que se poseen para modificar o controlar hechos importantes en la vida (Bandura, Lazarus y Folkman). Estas creencias -dicen-, configuran la base del comportamiento, ya que es un paso anterior para poder planificar y ejecutar acciones orientadas a una meta.

Una persona que tiene un locus de control interno presenta mejor calidad en sus trabajos, menor fatiga emocional, alta satisfacción laboral y menor tasa de conflictos en el ambiente del trabajo.

Por el contrario, las personas que tienen un locus externo culpan a las fuerzas externas -Dios, suerte, karma-, como la causa de las cosas que les suceden. Por eso para ellos es fácil decir que el escáner se descompuso o el vaso se rompió. En lugar de decir qué se manejó o utilizó sin el cuidado necesario.

Hay que tomar en consideración, además, que gracias a estudios posteriores el concepto de locus de control ha evolucionado y se ha encontrado que existen al menos dos tipos diferentes de control interno: el primero llamado de autoacusación de conducta, y el segundo, bautizado como autoacusación de disposición. En este último, la persona atribuye como origen de los acontecimientos a características intrínsecas y estables que él cree poseer y que muchas veces son prejuicios o características irracionales.

Así, mientras que, en el locus interno de autoacusación de conducta, las personas toman conciencia de que al evitar realizar las mismas acciones evadirán consecuencias negativas, en el de autoacusación de disposición, consideran que no tienen dominio sobre las circunstancias y, por tanto, no podrán afrontarlas de una manera más favorable.

Por ejemplo, una persona que busca empleo y que tiene el control interno de autoacusación de conducta, se ocupará de tener el mejor currículo posible, evitando errores de ortografía, construyendo un contenido claro y, creando una excelente presentación. Además, investigará acerca de la empresa para la cual está solicitando empleo y se preparará para desempeñarse de manera eficaz en una entrevista.

En cambio, las personas que ponen el control de la causalidad en variables internas negativas de disposición, o bien, en cuestiones espontáneas del destino (locus externo), pensarán que no consiguen empleo porque pasan de los 40´s, son torpes, no sirven para nada, o simplemente, porque las personas de recursos humanos o las empresas los discriminan.

Por tanto, las personas que se sienten dueñas del control de su destino tienen más probabilidades de asumir la responsabilidad de sus acciones; tenderán a influenciarse menos por las opiniones de otras personas; tienen un fuerte sentido de auto eficacia; y tienden a trabajar intensamente para lograr las cosas que desean obtener.

Un empleado que se siente seguro ante los desafíos y los obstáculos a menudo logrará un mayor éxito en su lugar de trabajo.

Así es que ya sabe, si en su empresa los objetos cobran vida, probablemente deba renovar parte de su capital humano.

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