DOS O TRES LENGUAS
El futuro no espera y algunos ya se están preparando para enfrentarlo, por eso, no sólo aprenden inglés sino también mandarín. Probablemente la lengua que más se hable dentro de poco.
Estudiar el idioma inglés en los años 70 era un lujo para unos cuantos. Poco a poco fueron introduciéndose los colegios privados bilingües -inglés y español- y como un signo de esnobismo, los padres empezaron a preocuparse porque sus hijos formaran su educación con una segunda lengua. Ahora, incluso, ya se pueden encontrar alternativas de estudio trilingües.
Sin embargo, la enorme mayoría de los mexicanos no tiene acceso a estos privilegios. La población mexicana que habla el inglés como segundo idioma es sumamente reducida y los pocos que lo hacen tienen un bajo nivel de dominio.
Sin embargo, el dinámico y creciente fenómeno de la globalización está provocando que los empleadores, cada vez con más determinación, incluyan en sus perfiles de puesto la necesidad de que los ocupantes de las vacantes cuenten con el dominio de este idioma.
Requerimiento que se topa con una realidad de rezago, negligencia e ignorancia, no sólo del los ciudadanos que no han corrido a las escuelas de inglés a inscribirse, sino del Gobierno y la Secretaría de Educación que solamente han lanzado promesas y nada han hecho para evitar que los mexicanos quedemos aún más distantes de los países del primer mundo.
Una representante de una empresa con sede en la India visitó hace meses Monterrey para seleccionar personal. A pesar de su intento por ser independiente, se veía obligada a llamarme frecuentemente para que vía celular le diera al taxista la dirección a la que quería dirigirse, para que le dijera a la dependienta de alguna tienda el color o tamaño en que quería algún producto o para que le explicara al mesero los alimentos que, por su religión, no podía consumir.
La ventaja estratégica de la India sobre China es el dominio generalizado del inglés, por eso consideran que pronto podrán superar a los chinos en su crecimiento económico.
Y, mientras, nosotros seguimos pensado que el futuro está lejos y que ya nos preocuparemos cuando llegue el momento. Y el momento, hace un buen rato que llegó.
