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PLAGIO



“Siempre, todo, ya lo dijo alguien, empezando por esta frase que es de Terencio: “no se dice cosa alguna que no haya sido dicho antes”; a lo mejor Terencio se sintió muy novedoso cuando la dijo, pero la verdad es que se estaba fusilando al rey Salomón cuando dijo “nihil sub sole novum”, la frase más plagiada de todos los tiempos. “No hay nada nuevo bajo el sol”. Es que el plagio es el estado natural de las ideas, sean ideas científicas, literarias, artísticas, filosóficas o comunes y corrientes, porque, como dice el Flaubert de Ruvalcaba, “es con lo que han escrito otros con lo que escribimos nosotros”.


Cualquiera que le guste pensar, tarde o temprano llega al descubrimiento de que todo lo que se le ocurra ya se le había ocurrido a alguien más, y así y todo, es difícil aguantarse las ganas de repetirlo, como Bertold Brecht, que puso todo su ingenio a ver si decía algo nuevo: “todo está dicho, pero como nadie escucha, hay que volverlo a decir”, y en efecto, lo volvió a decir, porque esa frase ya era de André Gide, quien de paso, o de plagio, tomó una ocurrencia de Goethe: “puesto que ya todo ha sido dicho, sólo nos queda repetirlo con más gracia”… “


De hecho, los párrafos anteriores no son de mi autoría. Son parte de un escrito de Pablo Fernández Christlieb –investigador de la UNAM-. “Por cierto –concluye este autor en su ensayo– el título de este texto, “La originalidad y el plagio”, es el de un artículo de Juan Valera, publicado en la Revista Contemporánea, el 15 de febrero de 1876.”


Y aunque lo anterior puede parecer gracioso deja de serlo cuando son nuestras ideas las que se encuentran plasmadas bajo la firma de otro autor.

Revisando material por internet encontré un texto que inmediatamente reconocí como propio. Al entrar a la página a ver qué hacía la presentación de mi empresa y sus servicios ahí, descubrí que con puntos y comas habían tomado mi información para insertarla como parte de la carta de promoción de uno de mis competidores.


Hace días me enteré también, que un diseñador se está adjudicando en su página web la autoría del logotipo de un portal de internet especializado en salud sexual que una amiga y yo lanzamos al mercado hace algunos años. Logotipo diseñado nada menos que por ¡su hija!, y este joven con el mayor de los descaros, lo presume como propio. No contento, hace alarde de que otros de sus diseños –de muy mala calidad por cierto- formaron parte de nuestro portal cuando jamás fue así.


No son los únicos casos por supuesto. Otra amiga encontró parte de su material profesional incluido en la sección de “pregúntale al experto” de un portal de venta de productos comerciales.


He visto programas académicos de materias universitarias realizados por algún maestro y que a través de un simple “copy-paste” fueron usurpados por otro, cambiándole solamente el nombre del autor. El nuevo dueño no se da tiempo al menos para introducir alguna recomendación bibliográfica adicional.


El escritor Jorge Bucay aceptó haber plagiado más de 200 páginas de otro libro y el premio nobel de literatura Camilo José Celá fue demando por el mismo motivo en Barcelona por Carmen Formoso. En éste último caso se desestimó la demanda y se concluyó que solo se había incurrido en “algunas curiosas coincidencias”.


Muchos pintores, artistas y músicos de todos los géneros han sido también acusados de plagio.

Según la página adnmundo.com, Michael Jackson “tiene al menos nueve denuncias por apropiarse de música ajena”. Otros artistas a los que les han confirmado sus plagios han sido Madonna, Luis Miguel y Julio Iglesias.


Más cerca todavía, hemos visto artículos en los periódicos que han resultado ser un remedo burdo de otros.


Fernández Christlieb comenta además que hay “plagios al revés, donde no son autores los que plagian ideas, sino ideas que plagian autores, gracias a lo cual Mark Twain, Churchill o Einstein son los poseedores oficiales de frases que nunca dijeron”. Así, agrega, el poema que se le atribuye a Borges de “si pudiera vivir nuevamente mi vida” no es de él, sino de la desconocida Nadine Satir.


Lo cierto es que en un país como el nuestro y en un mundo cada vez más globalizado, estos asuntos serán un serio dolor de cabeza para muchos y las leyes mexicanas o están ausentes o no se aplican.

grios@assesor.com.mx


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